lunes, 16 de abril de 2012

LA VERDAD DE LA FARSA (Toño Odón Alonso)

La Bañeza de Manuel Fernández Simón.
     La memoria es una cualidad engañosa de nuestros sentidos.  El tiempo borra y confunde los acontecimientos, los altera a nuestro gusto, los cubre de encanto o los magnifica. Por este motivo no nos debemos de fiar de ella.
     Manolo Fernández Simón, además de tocar la caja en la Banda Municipal y haber sido mozo de farmacia, tiene La Bañeza metida en carpetas. Miles de fotografías con anotaciones de su puño y letra. Tiene atrapada una Bañeza que ya no existe, que no puede verse con los ajos del cuerpo, solo recordarla y soñarla. Se ha convertido en notario de varias generaciones que todavía recordamos muchos de los rincones que el atesora en sus álbumes.
     La Asocia´ción el Convento del Barrio del Jardín, en su flamante sede de las antiguas escuelas, en una sala polivalente recien pintada y acondicionada, ha colgado una exposición con una selección de fotos recopiladas por manolo, ciento y pico de las más de mil que tiene en su colección. La tarde de Viernes Santos, subí a mi antiguo barrio para ver el Desenclavo y, de paso, ver la exposición. Manolo es buen amigo y más de una vez nos hemos intercambiado alguna foot. Me sorprendió lo bien montada que está la exposición sobre paneles de cartón-pluma, sencilla y digna.
     Contemplo las fotos, algunas son fotocopias, y veo que me muestran una Bañeza que ya no existe. Como si alguien hubiera hecho las fotos, sabiendo que el edificio o el lugar desaparecería. La Capilla de la Piedad en la Plaza de los Churros, la de San Antonio en la Calle Astorga, la pequeña capilla de la calle  República del Salvador, el Covento de  Carmelitas, edificios de piedra atrapados en los álbumes de Manolo. La antigua plaza con farola o fuente, el templete de la música, la fuente de Ferraces, el soberbio edifico de la cárcel, el cine Salamanca que se murió de grande no había quien lo calentara. También forman parte de la exposición aquellos rincones ligados a los oficios, como la plaza de los Cacharros, el impresionante mercado de ganados, los vendedores de verduras y frutas. En fin, todo un ejercicio para la nostalgia.
     la lluvia hace su aparición mientras bajo de mi barrio donde viví momentos muy felices. No puedo dejar de pensar en la ciudad que ya sólo se encuentra en las fotografías de Manolo. ¿Cómo hemos sido capaces de cargarnos esos edificios, esos rincones que construyeron nuestros antepasados?. Tirar un arco del reloj para que pasara una carretera, destruir un parque para poner un centro de salud o un mercado de ganados pujante, para poner un instituto y un colegio. Tirar un edificio en forma de castillo de la cárcel para montar un parque de tráfico. ¿No había otros solares?. No hay ciudad en el mundo donde se haya tirado tanta piedra. Sería precioso poderlas mostrar hoy igual que otras que si se han restaurado.
     Manuel Fernánde Simón, un hombre sencillo, músico percusionista y coleccionista de fotografías y recortes de prensa de su ciudad, tiene en sus carpetas una ciudad que ya no existe. La Asociación el Convento, consciente de ello, le ha montado esta exposición que refrescará la memoria de los mayores y sorprenderá a muchos jóvenes. Todavía puedes subir, dando un paseo hasta el Barrio el Jardín y verla en la antigua sede de las Escuelas 

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